lunes, 21 de febrero de 2011

MATICES DEL CIELO

Amo el momento en que el sol se adormece
cansado de tanto esparcir sus recios calores
cuando entre los macizos a pausas se esconde
dejando sus huellas en risueños y dulces fulgores.

Mientras el astro se acuna en las verdes montañas
rosados matices maquillan el cerúleo cielo
brochazos sin forma de manos expertas
que imitan imágenes del pájaro en vuelo.

Mantos de nubes fundidas en albos y plomos
gotas de agua tejiendo con extravagante encaje
amarillos perfectos, naranjas, zumos grandiosos
moldean diademas de frutos, al imponente paisaje.

Dorados reflejos que acarician al fugaz ocaso
instantes mágicos que redimen los álgidos días
se conmueve y aclama el horizonte lejano
a las llamaradas solares en plenas eufonías.

El alma se esconde donde mis ojos se pierden
en el sitio en el cual está la entrada a los cielos
entre los celajes que arrullan a los atardeceres
en donde las nubes se tornan en límpidos velos.

Adoro al espléndido ocaso y ver al maestro,
cómo dibuja sobre el inédito y gigantesco lienzo
con tintes perfectos de luz solar y polvo atmosférico
rutilantes chispas de pasión y de amor tan intenso.

Amo estar viva y contemplar el firmamento.

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