el agua
va llamando a la ventana
con un
sonido sordo a porcelana
nos deja
como un halo de desvelo.
Respiro el aroma a mojado suelo,
olor que hurta la flor en la mañana
mientras las gotas besan la fontana
y abraza la tierra un tupido velo.
Se sacrifica la naturaleza,
para agitar el seno del planeta
y provocar espamos al poeta.
Al final cristaliza la belleza
con oleadas de vida infinita
en un arcoiris que a soñar invita.
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