Hay momentos en que pienso en la pobre tierra abandonada
en serafines que emergen en esta habitación desierta,
en los ventanales que dan hacia el piélago de la gracia,
y en las espléndidas llanuras, donde vive la gacela.
En que nadie podrá separarme del vientre de la risa,
y en que sigo unida al cordón umbilical de la belleza,
enmedio de la hecatombe y la vehemencia de este clima
lo íntimo del sol anuncia, el alumbramiento de la fuerza.
Los cánticos descendiendo del resplandor de las estrellas
los poemas que nacen de lo inagotable ó del silencio
cuerpos celestes que acarician a las noches con sus yemas,
un concierto de ilusiones, de bombardeos contra el miedo.
Me veo saliendo de las llamas absurdas de la vida
abrazada con sus pálidos miembros, setas venenosas.
Abro los ojos y atino a ver los faroles en la cima,
desnuda del dolor, arranco un pétalo muerto a mis rosas.
¿Entonces, de dónde provienen las quejas en estas tardes?
Porqué se golpean los glóbulos rojos en las canteras?
Si amanecen los destellos, renacieron los pastizales,
puedo sentir fragancias maravillosas de la arboleda
Por que todos pensamos cosas bellas y nos acarician los recuerdos, los distantes y hasta los cercanos. Gracias por ese recuerdo dulce que me abraza. Un beso
ResponderEliminarHan sido etapas de mi vida. Cuando leo estos poemas me imagino que no fuí yo quien los escribió. jajaja, pero si, salieron de un corazón latiendo poesía. Saludos amigo.
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